Las primeras señales son casi imperceptibles, pero claras: cansancio, una sensación extraña en el cuerpo, un retraso que empieza a despertar sospechas… Luego, dos líneas en una prueba bastan como confirmación de que una nueva vida está creciendo dentro de ti.
Semana a semana, el embarazo se presenta como un proceso en el que cada rincón del organismo se ve impactado por cambios progresivos y síntomas que se desvanecen con el paso de los días, mientras que otros, se intensifican conforme avanza la gestación.
En este blog, queremos ayudarte a entender toda esta transformación con datos que le impidan a la incertidumbre hacer de las suyas y que te hagan capaz de sentirte preparada para lo que sucederá en esta experiencia única.
¿Cuánto dura el embarazo?
El embarazo humano tiene una duración promedio de 40 semanas, contadas desde el primer día de la última menstruación, según un método de cálculo conocido como edad gestacional, el cual se utiliza con mayor frecuencia debido a que muchas mujeres llevan un registro de la fecha de su última menstruación.
El Gestrograma es una herramienta útil para determinar tanto la edad gestacional como la fecha aproximada del parto; ayuda a las mamás a conocer en qué momento de la gestación se encuentran y a que los profesionales de la salud, de acuerdo a esta información, brinden recomendaciones sobre los cuidados que deben tener.
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¿Qué cambios y síntomas se presentan en el embarazo semana a semana?
Desde las primeras señales, como la ausencia de menstruación y las náuseas matutinas, hasta los cambios visibles en el tercer trimestre; descubre cuáles son los signos tempranos en el embarazo y cómo es que cada etapa presenta detalles particulares que preparan tanto a la madre, como al bebé para el nacimiento.
Ahora, realizaremos un pequeño recorrido, no solo por trimestre, sino por semana, para que con esta información tú, como futura madre, logres anticipar todas las sensaciones y emociones que surjan.
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Primer Trimestre (Semanas 1-12)
- Semanas 1 a 4: Es posible que en este lapso aún no se perciban síntomas evidentes; sin embargo, algunas mujeres experimentan un sangrado ligero debido a la implantación del embrión en el útero, así como sensibilidad en los senos y fatiga.
- Semana 5: A medida que se presentan los cambios hormonales que preparan al cuerpo para sustentar al bebé en desarrollo, pueden aparecer mareos matutinos, mayor sensibilidad en los pechos y una necesidad más frecuente de orinar.
- Semana 6: Es común que las náuseas se intensifiquen y que el cansancio se incremente. Además, algunas mujeres notan un aumento en la salivación y aversiones a ciertos olores o alimentos.
- Semana 7: Los senos continúan creciendo de tamaño y los cambios de humor aparecen en respuesta a las fluctuaciones hormonales; asimismo, se puede experimentar hinchazón abdominal o estreñimiento.
- Semana 8: La fatiga persiste y, también se ha reportado un oscurecimiento de las areolas y venas más visibles en los pechos. De igual modo, se presentan mareos ocasionales.
- Semanas 9 y 10: Los síntomas anteriores continúan; se suman dolores de cabeza leves y cambios en la piel, como acné. El útero comienza a expandirse, ocasionando molestias pélvicas.
- Semanas 11 y 12: Las náuseas suelen disminuir y la energía comienza a recuperarse, aunque a causa del incremento en el volumen sanguíneo y las demandas del cuerpo en crecimiento, es posible que se susciten calambres en las piernas y una sensación de falta de aire.
Segundo Trimestre (Semanas 13-26)
- Semanas 13-14: Se enfrentan nuevas molestias, como acidez estomacal y estreñimiento por el aumento de la progesterona que ralentiza el tránsito intestinal; igualmente, el útero comienza a expandirse más allá de la pelvis, provocando una ligera tensión en la zona abdominal.
- Semanas 15-16: Algunas mujeres notan un oscurecimiento de la línea media del abdomen, conocida como línea alba, y manchas en la piel del rostro, denominadas cloasma o “máscara del embarazo”. Estos cambios pigmentarios se dan en respuesta a las alteraciones hormonales propias de la gestación.
- Semanas 17-18: Comúnmente se enfrenta un flujo nasal abundante o “rinitis del embarazo”, así como dolores de cabeza y mareos leves.
- Semanas 19-20: En este período, comienzan a sentirse los primeros movimientos fetales, descritos como aleteos o burbujeos suaves. El útero en expansión, al ejercer presión sobre los ligamentos y músculos circundantes, llega a generar malestar en la parte baja del abdomen y la espalda.
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- Semanas 21-22: El aumento de peso va haciéndose más notable y la piel del abdomen, al estirarse, puede provocar picazón y la aparición de estrías. Se recomienda mantener una buena hidratación para minimizar dichos inconvenientes.
- Semanas 23-24: La hinchazón en las extremidades se convierte en algo recurrente, en especial, al final del día o durante climas cálidos. Se han llegado a observar varices en las piernas.
- Semanas 25-26: Es habitual que en esta etapa se sientan contracciones de Braxton Hicks, que son contracciones uterinas irregulares e indoloras que preparan al útero para el trabajo de parto. Adicionalmente, se presentan dolores de espalda y dificultad para dormir debido al tamaño del abdomen y los cambios posturales.
Tercer Trimestre (Semanas 27-40)
- Semanas 27-30: La hinchazón en piernas, pies y manos por la retención de líquidos es una molestia común junto con las hemorroides, causadas por la presión en las venas rectales; hay una mayor presión en la pelvis y molestias en la parte baja de la espalda. Las contracciones de Braxton Hicks pueden volverse más frecuentes
- Semanas 31-32: El cansancio se intensifica y respirar se vuelve complicado por la expansión del útero, el cual hace presión sobre el diafragma. También se han reportado cambios adicionales en la pigmentación de la piel y una secreción de calostro, sustancia amarillenta que precede a la leche materna.
- Semanas 33-34: A estas alturas, el peso del bebé recae en la vejiga y hace que la frecuencia urinaria suba. Con la relajación de los ligamentos en preparación para el parto, es posible experimentar dolores pélvicos y en la cadera. Las estrías pueden volverse más evidentes en el abdomen, senos y muslos.
- Semanas 35-36: El bebé empieza a descender hacia la pelvis en un proceso conocido como encajamiento, lo cual, si bien alivia la presión sobre el diafragma y facilita la respiración, por otro lado, es capaz de elevar la presión en la pelvis y generar incomodidad al momento de caminar.
- Semanas 37-40: El cansancio es mayor, algunas mujeres, experimentan diarrea o náuseas como parte de los preparativos para el nacimiento. Si se expulsa el tapón mucoso y las contracciones son más recurrentes y dolorosas, significa que el parto es inminente.
No olvides estar en constante comunicación con tu médico, adoptar hábitos saludables y, en caso de que se te indique, cuida tu embarazo con medicamentos especializados.
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Cuidados para un embarazo saludable
- Alimentación equilibrada: Se aconseja consumir una variedad de frutas, verduras, proteínas magras y granos enteros, e incluir alimentos ricos en ácido fólico, hierro y calcio para apoyar el crecimiento del bebé. Evita el consumo de alcohol, cafeína en exceso y alimentos crudos o no pasteurizados.
- Actividad física segura: El ejercicio moderado, como caminar, nadar o practicar yoga prenatal, ofrece múltiples beneficios durante la gestación, pues ayuda a mantener un peso saludable, mejorar la circulación y reducir el estrés. Solo recuerda consultar a un profesional antes de iniciar cualquier rutina de ejercicios para asegurarte de que sea adecuada para ti.
- Descanso adecuado: El cuerpo de una mujer embarazada requiere un descanso de calidad para enfrentar los cambios físicos y hormonales. Dormir entre 7 y 9 horas por noche y, si es posible, tomar siestas durante el día, contribuye al bienestar general y prepara al organismo para las demandas del embarazo.
- Manejo del estrés: Prácticas como la meditación, técnicas de respiración y yoga, resultan útiles para controlar la ansiedad y el estrés, pero también se recomienda que hables de lo que sientes con tus seres queridos o algún experto en salud mental.
- Visitas médicas regulares: Asistir a controles prenatales periódicos que incluyan evaluaciones físicas, ecografías y análisis de laboratorio, te permitirá monitorear el desarrollo del bebé y detectar posibles complicaciones a tiempo.
Principales desafíos para concebir
¿Tienes dudas acerca de cómo identificar problemas de infertilidad? Los siguientes puntos te serán de ayuda para introducirte de forma básica en el tema.
- Edad: A partir de los 35 años, las probabilidades de concebir disminuyen, y este descenso es más pronunciado después de los 40 años debido a la baja en la cantidad y calidad de los óvulos, cuestión que igualmente incrementa el riesgo de anomalías cromosómicas.
- Trastornos hormonales: Alteraciones en la función tiroidea, como el hipotiroidismo o hipertiroidismo, pueden interferir en la ovulación y el ciclo menstrual, dificultando la concepción.
- Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP): Se trata de una alteración endocrinológica que afecta aproximadamente al 10% de las mujeres en edad reproductiva y se caracteriza por menstruaciones irregulares o ausencia de las mismas..
- Endometriosis: Esta condición ocurre cuando el tejido que normalmente recubre el interior del útero crece fuera de él, afectando órganos como los ovarios y las trompas de Falopio. La endometriosis puede causar dolor pélvico y es una causa reconocida de infertilidad femenina.
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- Obstrucciones o anomalías en las Trompas de Falopio: Si están bloqueadas o dañadas, impiden que el óvulo y el espermatozoide se encuentren; dichas obstrucciones pueden ser consecuencia de infecciones, cirugías previas o enfermedades de transmisión sexual no tratadas.
- Aspectos relacionados con la salud masculina: Por lo general, se ve afectada por la calidad del esperma, desequilibrios hormonales, varicocele e infecciones del tracto reproductivo, así como la exposición a toxinas, el calor excesivo y hábitos poco saludables son capaces de reducir la producción espermática.
A modo de conclusión, vale la pena volver a subrayar que cada organismo responde de manera única, y lo que ocurre en una mujer puede ser distinto en otra. Lo importante es que escuches a tu cuerpo, hagas los ajustes que necesites y tengas siempre un acompañamiento médico.
El embarazo es un camino con variaciones y aprendizajes que mereces vivir con tranquilidad, siendo consciente de lo maravillosa que eres por tu capacidad de sostener y crear vida.
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