La idea de formar una familia es un sueño compartido por muchas personas, sin embargo, el proceso para lograrlo no siempre resulta del todo sencillo. México es un país en el que la Fecundación In Vitro se ha convertido en un método que brinda esperanza para quienes se enfrentan a los desafíos impuestos por la infertilidad.
¿Conoces los aspectos generales de este método de reproducción asistida? A lo largo del blog, vamos a explorar el concepto, también cuándo se recomienda recurrir a dicho tratamiento, así como la tasa de éxito e información adicional que te será de ayuda para tener una mejor comprensión sobre el tema.
Primeros acercamientos a la Fecundación In Vitro (FIV)
A grandes rasgos, es un procedimiento que consiste en la extracción de óvulos maduros para su fertilización usando espermatozoides de la pareja o de un donante. A partir de ello, los especialistas en fertilidad, seleccionan los embriones con mayor potencial de desarrollo antes de su transferencia al útero, logrando así incrementar las posibilidades de un embarazo.
La práctica de la FIV involucra técnicas como la estimulación ovárica controlada y la ICSI (inyección intracitoplasmática de espermatozoides), las cuales resultan cruciales ante desafíos como baja movilidad o cantidad de espermatozoides.
Por supuesto, cada etapa se monitorea con rigurosidad: desde la maduración de los óvulos, hasta la elección de los embriones más saludables, todo con tal de que cada paciente reciba una atención personalizada, de acuerdo a sus circunstancias.
Casos en los que se recomienda la FIV
La Fecundación In Vitro está indicada para situaciones de infertilidad que no se pueden resolver a través de métodos naturales o menos invasivos.
Es muy útil para mujeres con problemas en las Trompas de Falopio, como obstrucciones o lesiones, e igualmente, para aquellas que enfrentan complicaciones en el cuello uterino, desórdenes ovulatorios, endometriosis, e incluso, para mujeres solteras o que ya han pasado por procesos de Inseminación Artificial sin éxito.
El tratamiento también es una opción viable para hombres con problemas de calidad o cantidad de espermatozoides o que se realizaron una vasectomía.
Asimismo, las parejas con infertilidad de origen desconocido, las que requieren un estudio genético preimplantacional y parejas conformadas por mujeres, pueden beneficiarse de la FIV.
¿Cómo se lleva a cabo la Fecundación In Vitro?
Se inicia con la fase de la estimulación ovárica, que implica la administración de medicamentos hormonales para que los ovarios produzcan múltiples óvulos. Este paso es fundamental, pues incrementa las probabilidades de obtener óvulos para fecundar y, en general, consta de una duración que ronda los 10 y 12 días en los que se monitorea el desarrollo óptimo de los folículos mediante ecografías y pruebas hormonales.
Una vez que los óvulos están maduros, se continúa con la punción ovárica, es decir, estos se extraen bajo sedación profunda con el uso de una aguja guiada por ecografía vaginal. La recolección de óvulos es un proceso delicado, pero bastante rápido, ya que dura menos de 20 minutos.
A continuación, los óvulos se exponen a espermatozoides para su fertilización con técnicas como las que se comentaron: la FIV convencional o la ICSI, según las características de la pareja.
Después de la fertilización, los óvulos fecundados, ya embriones, se cultivan con cuidado en el laboratorio entre 5 y 6 días; en ese periodo, los embriólogos monitorean a los embriones con el fin de que crezcan en buenas condiciones. Gracias a dicho seguimiento, es posible seleccionar a los que tienen mayor potencial de implantación y desarrollo posterior.
Por último, se realiza la transferencia embrionaria, proceso en el que uno o más embriones elegidos se transfieren al útero de la mujer, específicamente, en un momento favorable del ciclo menstrual, justo cuando el endometrio se encuentra lo suficientemente preparado para recibir al embrión. Luego, lo que resta es esperar para saber si el embarazo da inicio.
Sobre la tasa de éxito de la FIV
La realidad es que esto varía de acuerdo a varios factores, como la edad de la mujer, la calidad y la cantidad de óvulos y las causas específicas de la infertilidad. Sin embargo, es importante destacar que con cada ciclo adicional de Fecundación In Vitro, las probabilidades de lograr un embarazo se disparan de manera considerable.
¿Cuál es el motivo? En cada oportunidad, los profesionales son capaces de hacer modificaciones en las cuales integren la información generada en las experiencias anteriores o hacer pruebas que les permitan identificar y tratar problemas subyacentes.
Otro dato a subrayar es que la tasa de éxito es acumulativa: mujeres menores de 35 años cuentan con un 60% de expectativas de obtener el éxito deseado en su primer intento, no obstante, el porcentaje sube hasta un 70% después de tres ciclos.
La ovodonación o utilización de óvulos donados, también ofrece un margen amplio de éxito, ya que la calidad de los óvulos de una donante joven y saludable, equivale a una tasa de éxito del 70%, e incluso, de un 98% con tres ciclos.
Importancia de la supervisión médica
La supervisión de los especialistas en fertilidad durante cada etapa del procedimiento de la FIV tiene un gran peso en los resultados, pues así pueden responder de inmediato a las necesidades del paciente y atender cualquier inconveniente que se presente.
El consumo de vitaminas esenciales es relevante, así como mantener una alimentación adecuada. El ácido fólico, la vitamina D, el yodo, el calcio, los ácidos grasos omega-3 y el hierro son aliados de una buena salud reproductiva, debido a que mejoran la calidad de los óvulos y el esperma; asimismo, preparan el cuerpo para un embarazo saludable.
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Conclusiones
Es un hecho que la Fecundación In Vitro (FIV) es un método que le ha permitido a parejas y mujeres cumplir su propósito de tener hijos, por encima de las dificultades que involucra la infertilidad.
Y, a medida que el tiempo avanza, se espera que las técnicas mejoren, que la tasa de éxito alcance nuevos niveles y que la colaboración entre pacientes y profesionales de la medicina reproductiva continúe dando frutos.
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