Cuando una pareja tiene un diagnóstico de infertilidad, la noticia suele ser inesperada y por lo regular no se tiene la suficiente información sobre el tema, a menos claro, que se tenga algún amigo o familiar que haya pasado por la misma situación.
Como consecuencia a esta situación, la pareja atraviesa por varias emociones como: negación, culpa, ansiedad, depresión, desesperanza, pérdida de control, rabia o soledad, en este caso lo mejor que se puede hacer comprender la situación para poder afrontarla y superarla.
Existen varias alternativas para solucionar el problema de infertilidad, los llamados tratamientos de reproducción asistida, una de esas opciones podría ser la Inseminación Artificial; es importante saber que una vez que la pareja decidió iniciar alguno de estos estará sometida a otra fuerte carga emocional, las cuales pueden influir en la relación de pareja.
Esta fuerte carga emocional que acompaña las dificultades para la concepción es conocida por los expertos como “El Síndrome de la Infertilidad” por lo que en los centros de reproducción asistida es común contar con equipos de psicólogos para ayudar a las parejas que se encuentran en esta situación.
Los expertos en reproducción asistida calculan que entre el 15 y el 45 % de las parejas abandonan el tratamiento de fertilidad antes de que este haya llegado efectivamente a término, por lo que para reconocer y poder brindarles apoyo psicológico, así como recursos psicosociales adecuados se realizó un estudio en el que se ubicaron cuatro principales factores que ocasionan esto:
Aislamiento Social y Personal
Ocurre cuando hay dificultades para comunicar los problemas por los que atraviesan o manifestar en público algo tan íntimo.
Sensación de Culpa
Sentirse culpable por comportamientos anteriores, por privar a la pareja de la oportunidad de tener un hijo o culpabilizar al otro miembro por tener un problema, que inclusive es uno de los sentimientos más comunes entre las personas con problemas para concebir.
Ansiedad
Provocada por las dudas sobre la eficacia del tratamiento, sus efectos sobre la salud, entre otros aspectos que puedan afectar a la pareja o influir en un trastorno hormonal, además de problemas físicos de la mujer principalmente, como el Síndrome de Ovario Poliquístico.
Depresión
La unión de los factores anteriores aunado a las fuertes emociones que surgen a lo largo del tratamiento puede desbordar al paciente y provocar en última instancia una depresión. Sin embargo es importante destacar que con un adecuado tratamiento psicológico, aunado al apoyo emocional, permite que las posibilidades de éxito aumenten.
Consejos para ayudar a controlar emociones negativas
Aceptar la Situación
Admitir que existe una dificultad para concebir un hijo es el primer paso para poder enfrentarse a ello. Es normal sentirse triste, frustrado o abrumado; por ello se recomienda aprender a identificar estos sentimientos, modificar los pensamientos negativos hacia nosotros y los demás, finalmente generar un estado de ánimo más sereno.
Ver el Futuro con Actitud Positiva
Hay que evitar focalizar la atención en las causas de la infertilidad que pueden ser múltiples y producen ansiedad. Procurar centrarse en los aspectos de la vida cotidiana sobre los que ya tenemos control y nos aportan bienestar, con un ánimo positivo, se puede buscar las posibles soluciones.
Ser Realista y Darse Tiempo
Es importante mantener un equilibrio y las expectativas a la situación real en la que se encuentre la pareja. No se debe perder de vista las probabilidades de éxito, aceptarlas sin caer en la negatividad, así como tomarse el tiempo que sea necesario, sin precipitarse.
Apoyarse en la Pareja
La infertilidad no solo es cosa de uno, sin duda afecta a ambos miembros de la pareja y su superación pasa por abordar el problema de la mano, compartiendo la carga y afrontando conjuntamente el tratamiento. Cada miembro de la pareja lo vive a su manera pero es importante respetar las emociones del otro sin juzgarlas buscando fomentar la unión entre ambos.
Consultar y Resolver las Dudas
Una manera de reducir considerablemente la ansiedad es mantenerse informado. Saber en qué consiste el tratamiento, las fases, la medicación que se debe tomar o las posibilidades de éxito ayuda a aclarar dudas y afrontarlo con mayor seguridad.
Mantener el Estrés a Raya
Se ha demostrado que las mujeres que presentan altos niveles de ansiedad tienen un 30% menos de posibilidades de que sus óvulos sean fecundados y aumentan las posibilidades de sufrir un aborto. Por ello es relevante consultar a un especialista he identificar si el nivel de estrés es elevado o perdura en el tiempo y buscar ayudas con terapias psicológicas complementarias, para reducirlo puede ser con apoyo de la relajación, la acupuntura y ejercicios relajantes como estos:
Continuar con tu Vida Normal
Es sumamente importante continuar, en la medida de lo posible, con la actividad cotidiana, así como buscar nuevos intereses. Mantener la mente ocupada en actividades agradables disminuirá considerablemente la ansiedad. Además, la vida en pareja no debe centrarse únicamente en conseguir la gestación, sino en otras actividades que fortalezcan la relación.
Buscar Apoyo Psicológico
No cabe duda que la asistencia psicológica es de gran ayuda durante un tratamiento de reproducción asistida. Además de animar a las parejas en los momentos más difíciles, el equipo de psicólogos puede enseñar técnicas de autocontrol para combatir mejor las situaciones de ansiedad que se generen y disminuir la carga emocional.
Intercambiar con Otras Parejas en la Misma Situación
Compartir su experiencia al vincularse con otras parejas que estén pasando por el mismo tratamiento ayuda a relativizar la situación y evita el aislamiento. Compartir experiencias similares ayuda a ver la infertilidad como lo que es: un problema que afecta a muchas personas.
Tener un “Plan B”Un tercio de las parejas tratadas por problemas de fertilidad no logran tener un hijo biológico. Antes de iniciar el tratamiento y a la vista del diagnóstico, se puede diseñar un plan, decidir qué tratamientos se están dispuestos a intentar, los recursos que se destinarán, hasta cuándo y, finalmente, marcar la meta; muchas veces es algo sencillo de tratar, por ejemplo un Trastorno Menstrual. Tener una hoja de ruta ayuda a mantener las emociones a raya ante las dificultades que pueden surgir y que escapan a nuestro control.